Dejó el libro sobre la mesa y comenzó a imaginar,
cómo sería el mundo
si todo fuera como en aquél sitio
donde existía la mundana realidad
disfrazada de fantasía.
Cerró los ojos y llegó a ése lugar.
Era mejor de lo que esperaba.
El viejo libro seguía empolvándose, sobre aquélla mesa victoriana,
guardando su secreto.
Un siglo y medio y nadie mas había vuelto a imaginar.
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