jueves, 13 de septiembre de 2012

Caminata nocturna.

Solo las hojas de otoño seguían sus pasos,
el único ruido sobreviviente era su respiración agitada.
Aún tenía en las manos sangre fresca
y un dolor creciente en el pecho.
Sus ojos cerró y paró un momento su recorrido,
quiso calmar su pulso, animar su alma
pero la culpa lo consumía aceleradamente.

A lo lejos una canción conocida.
Ella caminaba descalza tras sus parpados cansados.
El frío arreció y su piel se erizó.
Sus rodillas chocaron con el acerado suelo
y su silueta desapareció, mas la tonadilla siguió,
consumiéndole las ideas, regresándolo a escasos metros atrás.

No podía parar, no podía seguir.
No quería vivir, no quería dejarla ir.
Volvió a mirar sus manos, limpias ya.
Todo pasó. Todo...
Nunca recordaría ése día.
Ella no volvería, ése día todo cambió para él.

Sus sueños negros se volvieron.
Su piel áspera quedó.
El vacío de la cama parecía normal.
No había recuerdos de aquél día,
Nada en especial.



No hay comentarios:

Publicar un comentario